martes, 17 de febrero de 2009

ADA, la nueva HADA









Soy afortunado. Puedo decir que de momento tengo trabajo y puedo pagar mi hipoteca. Pero todo puede cambiar. Un ERE o simplemente un ajuste de la empresa en medio de esta torticera y sempiterna crisis puede ser el causante de que tanto usted como yo nos enfrentemos a un potencial desahucio, es decir, usted y yo y nuestras familias de patitas a la calle, así de simple, y de paso, a engrosar el listado de deudores morosos de una inefable Banca, a la que tendremos que pagar toda nuestra vida el resto de la deuda del préstamo hipotecario. Pero sin vivienda, claro.

En los últimos años, miles de expedientes de desahucio se están tramitando desde los tribunales de Justicia ante la indignación e impotencia de no pocos jueces que tienen que firmarlas por «ley» y por orden interpuesta de las Entidades Bancarias, cuyas consecuencias son tan lesivas y tan inmorales para con la sociedad que piden auxilio a los gobernantes para que cambien esta injusta Ley Hipotecaria decimonónica y única en Europa en su formato.

Tras el desahucio de una familia, vienen la soledad, las lágrimas, la imaginación de un sueño improbable que se cumple y es la de verte con tus hijos en una situación de desprotección, de calamidad, de angustia, de desamparo, de mendicidad y de sentimiento de fracaso social que por desgracia ya se ha llevado varias vidas por suicidio, la última el pasado miércoles 27 de febrero en Cartagena. Ante este conocido panorama, decenas de políticos se han puesto de perfil durante mucho tiempo y no quisieron o no tuvieron la valentía de abordar una reforma de una Ley hipotecaria injusta y descompensada entre Banco y deudor, y que incluyera la posibilidad de una «dación en pago».

Y todo por no querer enfrentarse al «Gran Poder» que realmente gobierna nuestro país: el banquero y el financiero. Sí, El mismo poder al que hemos rescatado con inyección de capital a cargo de la deuda pública soberana y que pagaremos los españolitos durante décadas con nuestros impuestos.

Pero surge, como en los cuentos en donde el pobre no tiene a qué asirse ante el terror de una calamidad anunciada e inexorable, en este caso una orden de ejecución de desalojo de la vivienda, un gran movimiento social, una gran plataforma de personas que actúan y frenan en cascada un expediente de desahucio, uno detrás de otro. Es como ver de nuevo a Robin Hood en contra de los poderes fácticos que sabotean, ultrajan y roban los derechos más fundamentales de las personas más vulnerables. Y aparece de repente la nueva «Hada Madrina», la que puede ayudar -in extremis- a cumplir el deseo de una familia de mantener su vivienda y de paralizar un expediente, y paradojas de la vida, se llama Ada, de apellido Colau.

Podrá o no podrá gustarle su emblema, sus hábitos, pues la han etiquetado de antisistema, e incluso un famoso periodista, Carlos Herrera, la ha calificado, a mi juicio de forma desafortunada, como un personaje que está a un minuto de convertirse en la versión femenina de Willy Toledo.

Es probable que las movilizaciones y el pancarteo en nuestro Parlamento moleste a muchos, pero no hay que desmerecer el que hayan conseguido 1.400.000 firmas para que se debata y se tenga en cuenta unos presupuestos «mínimos» en la reforma de la nueva Ley Hipotecaria, entre ellas, la «dación en pago» con carácter retroactivo. Son los únicos que se han atrevido hacer frente al poder omnipresente y prepotente de la banca, los únicos que dicen lo que casi todos pensamos y los únicos que están a pie de calle ante todo un drama social.

Sí, es posible que las formas de esta «Hada Madrina» llamada Ada no sean las políticamente correctas ni las más cívicas, pues no ha dudado en una cita parlamentaria en llamar «criminal» a un representante de la Banca o de espetar que le daría a ese señor, si pudiera, un zapatazo en la cabeza, pero como alega ella: ¿acaso no se merecen otra forma de calificarles cuando son ellos lo que de forma impune ejecutan un daño irreparable a las familias a las que condenarán para toda la vida con una deuda económica impagable sin poder defenderse, sin poder tener una segunda oportunidad?.

Su manera de dirigirse a sus oponentes y adversarios, ya sean parlamentarios, periodistas nada comprometidos con el sufrimiento del desahuciado, o representantes de Bancos y Cajas, es la de una mujer incansable e infatigable, la de una mujer que ha adquirido el honor de convertirse en «heroína nacional». Le han dado la espalda políticos, no pocos ciudadanos que la etiquetan de insurrecta izquierdosa disfrazada de camiseta verde, la han insultado, la han escupido a la cara, pero lejos de amilanarse, parece que se crece en la adversidad.

De momento este azote llamado Ada ya ha conseguido en su campaña de presión creciente que el 95% de los españoles y la mayoría de los partidos políticos (PSOE, IU, IPC, Coalición Canaria, CIU, Esquerra republicana, PNV) se adhieran a los presupuestos de «mínimos» que defiende esta plataforma para parar los desahucios, a excepción del Partido Popular, de momento. No cesará en su empeño de informar a los Diputados, por mails, cartas e incluso no dudará en personarse en sus viviendas a modo de piquete informativo, o en los restaurantes en donde sus señorías se sentarán con el miedo de que se les atragante la perdiz en salsa de nueces, cuando vean su silueta y portando la famosa camiseta verde de «Stop Desahucios».

Sí, han calificado esta forma de actuar como una forma grosera e inaceptable de coacción, pero a mi mente me llegan muchas reflexiones. Una de ellas es si ante esta tragedia humana de dimensión nacional y en la que a miles de familias se les roba no solo la vida, sino hasta la dignidad, esta clase dirigente inoperante y unas entidades crediticias infalibles en sus ejecuciones más deplorables, se merecen esta respuesta tan enérgica y estos apelativos tan descalificativos. La respuesta la puede dar usted si recibe un papel del señor Juez en la que diga que tiene siete días para abandonar la vivienda, después de no poder pagar tres miserables letras.

Algo está cambiando en nuestra sociedad. Ojalá la varita mágica de esta «Hada Madrina» no se agote a la hora de obrar milagros, de hacer posible lo que antes era imposible.

Desde aquí mi apoyo incondicional a esta «Hada» llamada Ada Colau y a las personas que luchan por parar esta injusticia social y espero que sigan despertando conciencias, como lo han hecho con la mía.














3 comentarios:

  1. Yo de ese tema estoy algo ya cansaico, la verdad. LLevo toda mi vida escuchando lo de Cartagena Pronvicia y ahora lo veo de otro modo.

    El provincialismo merece ser estudiado antropológicamente, creo yo, porque para mi que viene de la cultura militar que siempre ha tenido Cartagena porque se consideraban distintos al resto de gente de la Región. Obviamente la cultura, los modales,y muchas cosas mas eran distintos, pero para mi eso no es motivo de peso para que Cartagena sea provincia.

    Vivimos en una Comunidad Autónoma de tamaño reducido, como La Rioja o Navarra (aunque esta es mucho mas rica y no es comparable). Si lo miro desde el punto de vista económico el bi-provincialismo no llevaría a nada bueno.

    Si nos ponemos asi porque en vez de bi no tri, que luego los de Lorca dirán que ellos también, como siempre...

    ResponderEliminar
  2. No coment: estoy de acuerdo contigo!! Pero que no nos vengan otra vez los de MC con la misma monserga. De todas formas léete el atículo en profundidad que creo no te lo has leido bien. Gracias Ramón

    ResponderEliminar
  3. que es lo que le hace falta a cartagena para ser una provincia?

    ResponderEliminar